miércoles, 19 de enero de 2011

La fobia del sastre de Tarzán

Existen infinidad de noticias en este mundo que se mueve tan deprisa y los editores de los periódicos e informativos deben decidir cual de ellas va en portada -a toda página y con grandes titulares- y cual queda relegada a unas pequeñas lineas en la sección de sucesos.
Hace pocos días leí en el diario La Vanguardia una noticia breve en el curioso apartado de tendencias que me asombró, sin embargo comprendí rápidamente el porqué de su extraña ubicación y su breve contenido. La razón es muy simple: vivimos en España y aquí hay que andarse con ojo.
La diminuta columna informaba de un accidente de tráfico debido al cual, una mujer había sufrido estrés postraumático, provocándole un gran pánico a conducir. Hasta ahí todo bien, quien más y quien menos tiene sus miedos y un hecho de tales características puede crearte una fobia o acrecentarte otra ya existente. El dato relevante del asunto es que debido a ese trauma, el juzgado de lo social de Lérida ha concedido a la estresada exconductora una pensión mensual vitalicia, ya que la susodicha trabajaba como perito de seguros y necesitaba el vehículo para llevar a cabo su labor. Es decir, que el juez considera que su pánico a ponerse ante un volante le impide trabajar.
Ahora entenderán porqué no se le ha dado a la noticia el bombo y platillo que merece. Si la mayor parte de la población española conociera tales hechos, no darían los juzgados a basto para atender a tanta gente traumatizada, con pánicos y fobias de toda clase y naturaleza. Encontraríamos desde el pánico a las alturas de un obrero que debe soldar una estructura en el piso cincuenta y siete de un rascacielos de Benidorm, hasta el policía que le ha cogido miedo a las armas tras presenciar un atraco con rehenes en el banco de su distrito.
La sentencia que nos ocupa todavía no es firme y el Instituto Nacional de la Seguridad Social la ha recurrido, sin embargo es pionera en España y puede crear un precedente muy peligroso ya que todos conocemos el percal en nuestro país y de qué pie cojea cada uno. Se trata de un suceso similar a aquellas sentencias que hace unos años dieron la razón a varios tipos que denunciaron a las grandes tabacaleras estadounidenses porque habían padecido cáncer de pulmón, curiosamente tras fumarse durante treinta años dos paquetes de cigarrillos al día. Qué cosas, oigan.
La cuestión, visto lo visto, es echarle morro al tema y a la que se nos presente la ocasión tratar de vivir del estado o de la indemnización millonaria de alguna multinacional, y que trabaje Rita la cantaora.
Lo dicho, mejor será que no se corra la voz y cunda el ejemplo ya que si se da el caso, el personal en este país va a trabajar menos que el sastre de Tarzán.

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