jueves, 7 de octubre de 2010

In memoriam

El pasado dieciocho de Junio falleció a la edad de ochenta y siete años el genial escritor portugués y premio Nobel de literatura, José Saramago.
No quería dejar pasar la oportunidad que me brinda esta ventana abierta para rendirle un sincero homenaje al que fue un literato de pluma exquisita y reivindicar la figura de un hombre íntegro, de firmes ideales.
Nacido en el seno de una humilde familia campesina, abandonó de manera temprana los estudios para colaborar en la economía doméstica, trabajando en un taller de herrería durante un tiempo. Posteriormente tuvo otras ocupaciones como administrativo o empleado en una compañía de seguros. Durante estos años escribió un par de novelas que no obtuvieron reconocimiento alguno e hicieron que su explosión literaria fuera tardía, concretamente en 1980, tras publicar su primer gran éxito editorial: "Alzado del suelo" (Levantado do Chao)
A partir de ahí, forjó un camino sembrado de grandes títulos caracterizados por un estilo inconfundible e innovador -no marcaba los diálogos con los habituales guiones- y desbordante de imaginación. Sus humildes orígenes formaron una personalidad combativa y alimentaron el transfondo social y político de sus obras, que se convirtieron en una clara denuncia del mundo que nos ha tocado vivir.
Durante la dictadura de Salazar, ingresó en el Partido Comunista portugués en la clandestinidad, y ese activismo que plasmó en su obra y en la vida le llevó a denunciar enérgicamente las injusticias que veía a su alrededor y a pronunciarse sobre los conflictos políticos de su época, como el no a la guerra de Irak, la lucha contra el terrorismo de ETA, la defensa del pueblo saharaui o la denuncia de la impunidad del estado israelí sobre Palestina.
Fue muy crítico con la sociedad capitalista y el modelo de consumismo exacerbado en el que vivimos, al igual que lo fue con la democracia actual, a la que consideraba ficticia e insuficiente.
Portugués hispanizado, siempre creyó -e incluso vaticinó- en la creación de una confederación ibérica en la que España y Portugal fueran de la mano en una nueva Europa. Así lo escribió en su obra "La Balsa de piedra", en la cual la península, debido a una grieta en los Pirineos, se fragmentaba del resto del continente, quedando como una gran isla flotante a la deriva.
Conocidos han sido también sus enfrentamientos con la iglesia católica. En 1991, "El evangelio según Jesucristo" levantó una gran polémica en su país ya que el contenido fue considerado como una grave ofensa a los católicos. Debido a este motivo, el gobierno portugués vetó la obra y se negó a presentarla al Premio Literario Europeo. Como acto de protesta ante este incidente, Saramago decidió abandonar Portugal y fijar su residencia en Lanzarote junto a su mujer, la periodista y traductora Pilar del Río. Años después, confesó que finalmente debía estar agradecido al gobierno de su país por la toma de aquella decisión que le permitió disfrutar de la vida y la escritura en un lugar tan maravilloso y privilegiado.
Otro libro que levantó ampollas entre la iglesia portuguesa e incluso en el Vaticano fue su última obra "Caín", en la que proclamaba rotundamente: Dios no es de fiar. ¿Qué diablos de Dios es éste, que para enaltecer a Abel desprecia a Caín?
Duele perder a una de esas personas que intentan hacer del mundo un lugar más habitable para todos, a un hombre ligado a su conciencia, crítico y sensible al sufrimiento humano.
Si estas lineas han servido para que alguien se sienta interesado en la lectura de alguna de sus geniales obras -ya inmortales y universales- me doy por satisfecho.
Ha muerto un genio, pero por encima de todo ha muerto un buen tipo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario