miércoles, 27 de octubre de 2010

El machote de Valladolid

Realmente no sabemos en manos de quién estamos. Confiamos en sus palabras, les damos nuestro apoyo en las urnas, esperamos que estén a la altura de las circunstancias y ejerzan su labor con responsabilidad, pero hay que joderse, siempre nos defraudan e incluso caen en la descalificación rastrera y gratuita, como en el caso que hoy les comento.
Supongo que ya habrán escuchado las inaceptables declaraciones machistas del señor Javier León de la Riva, alcalde de Valladolid por el Partido Popular, sin embargo hoy las reproduciré de nuevo por si hay algún despistado y cómo no, para que los amigos que viven fuera de España sepan cómo se las gastan algunos de nuestros políticos.
Pues bien, resulta que el señor alcalde declaró en una entrevista que la nueva ministra de Sanidad, Leire Pajín, iba a ser la alegría de la huerta repartiendo preservativos a diestro y siniestro y que cada vez que veía sus "morritos" siempre pensaba lo mismo.
No vayan a creer ustedes que fue un lapsus, un instante de enajenación mental transitoria, una metedura de pata que le puede ocurrir a cualquiera en un mal día. Nollll. Este tipo es reincidente cum laude en lo que a la mofa machista se refiere y a lo largo de su carrera ha dejado varias perlas que muestran su catadura política y moral.
En 2007, ante la paridad del gobierno Zapatero, expresó "no creo en paridades, me parecen paridas". En el mismo año hizo de nuevo unas vergonzosas declaraciones en alusión a Soraya Rodríguez, su contrincante socialista en las elecciones municipales, asegurando que "de aquí a mañana puede pasar cualquier cosa, hasta me podrían acusar de violar a la propia candidata, aunque la verdad es que..." insinuando la falta de atractivo de su oponente y haciendo entender que nadie sería capaz de tocarla ni con un puntero láser. Más sonado fue su enésimo comentario sexista, realizado en 2008. Esta vez el foco de sus iras machistas fue la ministra de Defensa, Carme Chacón, a quién calificó como "señorita Pepis vestida de soldado".
Al escuchar todas estas barbaridades, uno se pregunta si el señor alcalde tiene esposa, hijas o nietas, y en tal caso, qué pensarán de sus salidas de tono. A mí al menos, se me caería la cara de vergüenza si tuviera a este personaje como marido, padre o abuelo. También me pregunto -aunque ya sé las respuestas- cómo es posible que el señor León de la Riva siga manteniendo su cargo político. Tal es la impunidad de sus excesos verbales que ningún miembro del PP le ha exigido explicaciones ni le ha invitado a plantearse la dimisión. El propio líder de su partido, Mariano Rajoy, calla y otorga, e incluso ha enviado algún que otro mensaje de apoyo al angelito.
Al menos, alguien con dos dedos de frente en medio de este putiferio debería recordarle a este imbécil -elegido democráticamente-  que su labor no sólo consiste en representar al ayuntamiento o dirigir la administración municipal, sino que también debe ser el primero en dar ejemplo a la ciudadanía y no promover la discriminación y la falta de respeto hacia las mujeres.
Luego pasa lo que pasa y llegan las lamentaciones, y nos ponemos las manos en la cabeza, pero es que nada bueno podemos esperar de un país cuyos líderes políticos han perdido la educación y el respeto. La política española se ha convertido en una pelea de barro donde todo vale, golpes bajos, escupitajos en el rostro, y por supuesto, menciones a la madre.
Como Juan Palomo, ellos se guisan y se comen el suculento manjar político mientras los ciudadanos asisten al espectáculo, impávidos en algunos casos y entusiasmados en otros, como si se tratara de otro reality más de nuestra telebasura diaria.
Dicen que cada sociedad tiene los políticos que se merece, y este hecho me hace pensar algo que sospecho hace tiempo: que debimos ser muy hijos de puta en una vida anterior.

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